Historia y tradición.


La tradición familiar se remonta a los umbrales de los años sesenta de la mano de Martín Kollaián, quien, independizándose en su oficio como artesano del cuero, comenzó a construir un taller dedicado a la elegancia de la mujer. Desde ese entonces su obsesión por el buen gusto, la precisión de líneas, el cuidado en el detalle y todo aquello que hace a la calidad fueron formando la base de su empresa.

Sensualidad fue su concepto, la esencia de lo femenino su inspiración. Brindar a una mujer la delicadeza de un calzado era para él consagrarle un toque de armonía a su belleza.

La minuciosa labor artesanal definió desde sus inicios el refinamiento de nuestro calzado. Junto con el amor por el oficio y otros conceptos fundamentales, hemos heredado el arte de darle vida a cada par.

"Nacimos respirando el olor al buen cuero y crecimos jugando entre él. A través de los años, acariciándolo, aprendimos a trabajarlo. Éste es el preludio de nuestra historia".